Al terminar un retiro o una sesión de acompañamiento llega el momento de dar espacio para que los participantes puedan ofrecer donaciones. Todo el mundo sabe antes de apuntarse a uno de mis retiros que tendrá la oportunidad de ofrecer donaciones al terminar, y que mi economía, al igual que la continuidad de lo que ofrezco, dependen de su generosidad.

Sin embargo, hablar de donaciones y dar la oportunidad de conectar con el corazón a la hora de ofrecer algo a cambio de lo que han recibido, siempre parece sorprender a la gente.

Vivimos en un mundo en el que todo tiene un precio y en el que no estamos acostumbrados a conectar el dinero con el corazón.

Para mi, ofrecer retiros a través de donaciones en nuestra cultura es un acto revolucionario en sí mismo, y forma parte de algo que deliberadamente deseo cuestionar y llevar a una reflexión profunda. ¿Qué valor tiene para ti tu camino espiritual? ¿De qué forma honras aquello que te ayuda a conectar, florecer, ser tu misma?

Me encanta dar espacio para estas reflexiones e integrar la cuestión del dinero en el ámbito espiritual.

Hay algo bellísimo en el hecho de ofrecer y ofrecerme a través de donaciones ya que me permite a mi y al que recibe gozar de una libertad inmensa. Yo doy lo que soy, lo que sé, lo que la vida me pide compartir con otros, y lo hago en plenitud y totalidad, entregándome enteramente, sin límites.

El hecho de que lo que ofrezco sea un regalo, me da la libertad de no medirme con un precio que debo compensar y me sitúa fuera de la pesadez de tener que estar a la altura de lo que la gente cree que debería recibir por lo que ya ha pagado, es decir por sus expectativas y por lo que esperan de mi.

Me doy enteramente porque sí, porque ésta es mi vocación, porque deseo que la rueda de la inmensa generosidad de la vida siga dando vueltas y alimentando a tantos cuantos quieran beber de ella.

Además, cuando hablamos de camino espiritual y de la transmisión de una sabiduría que pasa de corazón a corazón, no estamos hablando de algo que yo posea ni que haya comprado en alguna parte. Hablamos más bien de una sabiduría que fluye y que nace de un lugar más ancho que mi misma. Nace de un lugar tan ancho como el cielo y las estrellas, un lugar sin precio, un lugar sin nombre y sin marca alguna.

Cuando escuchamos en boca de otro la canción que reconocemos en nuestro corazón y que nos da seguridad y alas para seguir creciendo y profundizando, sabemos que lo que estamos recibiendo no tiene precio, es inmenso, y se mueve más allá de una ecuación económica.

Todos deberíamos tener acceso libre a la sabiduría, y ser acompañados hacia la plenitud por gente que conoce los reinos del corazón y los preciosos rincones del alma.

A mi me llena de alegría despertarme cada día sabiendo que todo lo que tengo y lo que me sustenta me ha sido regalado, todo me ha llegado de la generosidad de la gente en forma de donaciones.

Aún después de 18 años viviendo de donaciones, mi mente no alcanza para entender como se da este flujo de la vida. Sé que los ricos no son necesariamente los que dan más, y que las donaciones no llegan necesariamente de donde imagino que llegaran. La vida es mucho más ancha que mis cálculos y me sorprende constantemente con maneras de apoyarme que se escapan a mi mente.

Al fin, siempre recuerdo que la donación más grande que jamás he recibido aún no sé de quién vino y que cuando pedí ayuda mientras estaba atravesando un problema de salud me llegaron sumas de dinero tan generosas que me hicieron llorar abrumada de tanta generosidad.

Cuando dudo que pueda seguir viviendo de donaciones en un mundo donde todo parece calculado, hay una frase que me llega y que me hace seguir: “Tu trabajo es darte enteramente, sin limites. Saber cómo la vida se las va a apañar para sostenerte, no es una cuestión que te corresponda a ti. Esto le corresponde a la vida misma”

Y sigo, arraigada en una en una confianza profunda en la inmensa bondad de la vida. Una confianza que escojo y renuevo cada día poniendo mi mirada más allá de las olas de dudas y miedos.

Yo, como tantos otros en este mundo, no sé cuanto dinero voy a recibir para sostener los gastos de cada mes y a mi familia, ni de dónde me va a llegar este dinero. Pero a estas alturas de la vida sé que me va a llegar, y que la clave para que la rueda de la abundancia siga rodando es darme en totalidad y honestidad, siguiendo la música de mi corazón, transmitiendo con pasión aquello que me apasiona: Que somos profundamente amados, que todo es sagrado…

 

Artículo escrito por Gemma Polo Pujol.

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